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Mostrando las entradas etiquetadas como ongi etorri baserrira

Trabajar para no perder mucho

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El alma sobrecogida me ha dejado Santiago al afirmar, literalmente, que trabaja para no perder mucho y aunque no conozco personalmente a este ganadero gallego, Santiago Rego, presidente de los ganaderos de Ternera Suprema, creo comprender lo que están pasando, éste y otros muchos ganaderos que, viendo su cuenta corriente en números rojos y conscientes de que se están comiendo su patrimonio familiar, sobreviven en el alambre a la espera de que la situación mejore antes de que se agote el oxigeno que los mantiene vivos. La expresión, tal cual, trabajar para no perder mucho, es el fiel reflejo de la desesperación de aquellos productores que, dentro de la tormenta perfecta que vivimos, ya no sueñan con ganar dinero para sacar adelante sus familias y hacer viable sus explotaciones, ni hacer parra, ósea cubrir costes, si no aquellos que se resignan a no perder demasiado y así, poder aguantar hasta que el tiempo escampe. En esta coyuntura, que ni es generalizable pero tampoco irreal, e

FERVOR RURAL

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Elegir el tema sobre el que escribir semanalmente, además de un pequeño suplicio mental, suele ser el resultado de una caprichosa conjunción de estrujamiento mental y casualidades socio-laborales que le llevan a uno por desconocidos derroteros que, a la postre, finalizan en el sitio menos esperado. Una vez fijada la temática, les tengo que reconocer que recurro a la técnica de los bertsolaris (improvisadores de versos) que piensan primero cuál va a ser el remate final y componen, de atrás para adelante, el verso en su totalidad. Habitualmente, enfilo la tarea con una anécdota de mi entorno más próximo pero iniciado el camino hacia un final prefijado, mis palabras discurren por un camino de rectas y curvas que, la inmensa mayoría de las veces, acaba donde no debieran. Ósea, que la técnica y mis intenciones van por unos derroteros pero la realidad, va por otros bien distintos. Esta vez, cuando ando enfrascado en la organización de unas Jornadas de Puertas Abiertas, ll

Agro Fake News

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No conozco a nadie de mi alrededor que esté contento con el tiempo que sufrimos en nuestro país. Llevamos meses sin ver el astro rey y sentir el calorcito en los huesos, con escamas como piel y con una depresión de caballo al comprobar que, día sí y día también, llueve, hace frío y/o el cielo está totalmente encapotado; tanto es así que incluso, según informa la prensa local, la venta de cápsulas de vitamina D ha crecido un 60% en los últimos meses. Los que quieren ir a la playa no saben cuándo estrenarán el bañador nuevo y lucirá tipín, los que viven de la hostelería están que trinan porque el mal tiempo retrae el consumo callejero, los que quieren trabajar la huerta tienen la tierra encharcada (esta temporada toda la producción agrícola será, por decreto ley, producción hidropónica), los txakolineros esperando la floración y mis queridos ganaderos, salvadas las excepciones, sin poder meter los tractores en las praderas bien para cortar la hierba, hacer bolas de silo y/o es

OCNIs en nuestra galaxia

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Habitualmente se utiliza la expresión “el mundo se acaba dos veces al año, el 31 de julio y el 31 de diciembre” refiriéndose a esas dos fatídicas vísperas de fechas clave donde todo pichichi quiere solventar los temas pendientes y se alivia, mentalmente al menos, al comprobar la mesa limpia de papeles tras haber trasladado, vía email o guaxap, nuestro problema a otro. ¡Ahí te va eso que yo me voy de vacatas! Pues bien, este año creo que la cosa se está complicando porque noto una cierta efervescencia incluso antes de comenzar oficialmente la temporada estival y es por ello que voy a aprovechar la ocasión para hacer una pequeña entresaca y trasladarles unas cuantas cuestiones y reflexiones que me han parecido lo suficientemente interesantes. Comienzo informándoles que Altzo, pequeño municipio de Tolosaldea, cuenta en adelante con un coqueto espacio, una preciosa borda apegada al caserío Iriarte, para albergar pequeños eventos donde el contacto con la huerta y el amor po

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid

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Hace cuatro años tuve la osadía de ponerme en contacto con un joven periódico, Noticias de Gipuzkoa, que fruto de su ingenuidad y de mi insistencia llegó a aceptar mi colaboración sasi-periodística. Imagino que, tanto la entonces directora Arantxa Zugasti como el actual Adolfo Roldán, se habrán arrepentido más de una vez de haber cedido a mis ruegos y de abrir una ventana semanal para que el sector agrario, el mundo rural y todos sus satélites entren en la vida de sus lectores. Aunque el curro semanal es personal e intransferible y hayan sido numerosas las veces que he constatado un pertinaz sequía en la temática a escribir, les tengo que reconocer que la semilla de dicha colaboración no es para nada personal, sino que la iniciativa nace de una profunda y reiterada reflexión en el seno de la organización agraria ENBA que, siempre en defensa de los baserritarras, constataba y sigue constatando el vacío comunicativo con respecto al sector primario (más allá de las protestas puntua

Los nuevos catetos

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Hace dos años una señora donostiarra se me enfadó cuando, al reconocerme que no había estado nunca en Urnieta, localidad de aproximadamente 5.000 habitantes que se encuentra a escasos 10 km de la capital, le espeté, con esa ironía sangrante que me brota, la verdad sea dicha contadas ocasiones al año, con no poco retintín, la frasecita “señora, que el mundo no acaba en el Tunel de Amara”. Ese mismo año, para ahondar más mi úlcera, pude conocer guipuzcoanos que nunca habían estado en Arantzazu u vizcaínos que no sabían dónde está Azpeitia y caí en la cuenta que todavía convivimos con muchísima gente que no conoce ni dónde está Bedaio ni Armintza pero, eso sí, ha ido de compras a Londres o paseado su esbelta figura por las calles de Praga. Somos así de catetos, valoramos lo foráneo mientras despreciamos, o cuando menos minusvaloramos, lo propio pensando que eso está aquí y ya lo conoceré otro día. Todo esto viene a cuento de una iniciativa que la organización agraria

Los invisibles de Mary

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Si les digo que esta semana acudí a Derio al acto del 50 aniversario de la Fundación Iturriaga-Dañobeitia, seguramente, le suene a chino porque muy poca gente conoce qué es la Fundación, a qué se dedica y se preguntarán el porqué de su relevancia, al menos, para mí. Pues bien, comienzo reconociéndoles mi admiración personal por todas aquellas personas que habiendo recibido de sus progenitores un importante legado económico y patrimonial se dedican -al contrario que la inmensa mayoría que nos dedicaríamos a fulminarlo en viajes, comprarnos un cochazo, un casoplón y en tumbarnos a la bartola en alguna playa idílica del Caribe- a invertir en proyectos empresariales y así, además de intentar incrementar su patrimonio, asumir los consiguientes quebraderos de cabeza, al tiempo que creando empleo y generando riqueza para su entorno más cercano. Por ello, vaya mi más sincero aplauso para todos aquellos empresarios , desde el más pequeño hasta el más grande, que genera riqueza y e

Gorriti, Marqués de Saka y compañía

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(foto:mondraberri.com) El verano es para muchos, sinónimo de vacaciones, playa o monte pero para muchos vascos es una inmejorable ocasión para conocer los pueblitos con motivo de sus fiestas patronales que, en muchos casos, coinciden con el periodo veraniego. Personalmente, mi rincón veraniego es Armintza, barrio costero del municipio de Lemoiz, y una de las cosas que más me llamó la atención de mi segundo pueblo (el primero, como es normal, es Legorreta) es lo habitual que es en barrios colindantes como en Urizar, en pueblos cercanos como Gorliz, etc. la inclusión del espectáculo de Gorriti en el transcurso de las fiestas patronales. En dicho espectáculo el siempre genial Gorriti suele sacar sus pottokas para que los niños-as del entorno, muchos de ellos veraneantes del Gran Bilbao que no han tocado nunca un animal, se paseen encima de las pottokas o burros; vean como canta su gallo Txulo y sufran un poco corriendo ante una vaquilla bien atada y guiada por el